El escenario lo prestó Carina Cuello, quien sumó también sus recuerdos y anécdotas de tiempos de juegos y pesca en la cañada que rodeaba el campo donde hoy esta MEVIR.
De tarde fue Pocha quien se entusiasmó con relatos de personas y lugares de Lluveras.
La emoción y la alegría compartida nos afirma en el camino de integrar todas las generaciones y procedencias en esta movida, pues jovenes y mayores, de todos los rincones, todos y todas tienen bellas historias para contar.
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